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Influencia de los discursos sobre el cuerpo
y el paradigma del control alimentario en los trastornos de la alimentación.
Artículo publicado en Actualidad Psicológica, Buenos Aires, 2010.
Introducción
En este trabajo plantearé un recorrido sobre un aspecto de la producción sintomática de patologías alimentarias focalizándome sobre la conducta alimentaria sin profundizar sobre otros relevantes aspectos en dicha producción.
La complejidad de estas problemáticas amerita considerar diferentes modos de producción, singulares articulaciones de los factores intervinientes familiares, culturales, biológicos. Esto nos permite realizar diagnósticos diferenciales precisos y diferenciar a las patologías como bulimias, anorexias, ednos, bedes.
Resulta esclarecedor lo planteado por Emilce Dio Bleichmar (2004), refiriéndose a las anorexias y bulimias:
“¿Se trata de una enfermedad psicosomática o de un trastorno del comportamiento? ¿de una distorsión de la imagen corporal o de una desregulación del balance narcisista?. ¿Tratándose de un síndrome que admite causas variadas podemos no obstante delimitar una especificidad de la estructura y dinámica del síntoma? ¿Se trata de un trastorno específico del genero femenino? ¿Existe alguna semejanza entre las epidemias de la histeria del siglo pasado y las de anorexia y bulimia de la actualidad?.
Del examen de estos interrogantes lo primero que se destaca es un cuestionamiento a las concepciones simplificantes que intentan una unificación, ya sea de la psicogénesis temprana, de la relación madre-hija o de un trastorno en la discriminación auto perceptiva de las sensaciones de hambre que conduce la creación de una identidad psicopatológica, imaginaria, como es la anoréxica o la bulímica en singular.
La clínica por el contrario muestra una diversidad y singularidad de configuraciones subyacentes que tienen solo en común la profunda vulnerabilidad narcisista del periodo de la pubertad y la adolescencia femenina, desbalance que encuentra una ilusión de reequilibración en la fetichizacion de la delgadez que la cultura ofrece, el subrayado es mío”.
Tomando en cuenta lo citado por esta reconocida psicoanalista en este trabajo solo desarrollaré mi perspectiva sobre la construcción de la conducta alimentaria, como intervienen los discursos sobre el cuerpo social, cultural y científico y el paradigma del control alimentario propuesto por la metodología de las dietas restrictivas.
Vinculo alimentario
Para hablar de trastornos alimentarios nos vamos a referir a la conducta alimentaria y a preguntarnos ¿qué lleva a trastornar, alterar, transformar, desvirtuar, enfermar, esa conducta alimentaria?. Es decir, buscamos detectar que factores influyen en la misma desde la perspectiva psicológica.
La conducta es la punta de un iceberg por debajo de la cual detectamos la presencia de tres discursos que estarán presentes en el tipo de conducta alimentaria.
Estos discursos: el discurso cultural, el discurso científico y el discurso familiar, cada uno con sus enunciados identificatorios intervienen en la organización del sujeto.
La conducta alimentaria como mencionamos es la punta de un iceberg, por debajo de la cual podemos reconocer a la estructuración del psiquismo, la afectividad, y las relaciones intersubjetivas. Es el resultado de la configuración de la identidad y de la imagen corporal.
La experiencia de cada sujeto con la alimentación esta teñida por su historia desde las primeras mamadas, pasando por la adolescencia, la juventud y la madurez hasta la vejez.
“Afecto, sentido y cultura están co presentes y son responsables del gusto de las primeras partículas de leche que toma el niño” (P. Aulagnier 1975).
La experiencia alimentaria será placentera o displacentera, según los vínculos emocionales que el sujeto atraviese en cada etapa de su vida, estos vínculos estarán impregnados de sabores, temperaturas, olores, texturas, colores, sonidos y emociones diversos.
Es la puesta en escena de una historia, de un interjuego de discursos. Es el encuentro entre el reconocimiento de un deseo y una necesidad corporal -ganas de comer, apetito o hambre según la intensidad- con un alimento de volumen, sabor y textura específicos, cargados de mensajes cuya elección permita una integración psicosomática.
Qué comemos en realidad cuando comemos
Junto con los alimentos, incorporamos una serie de discursos familiares, culturales y científicos a cuya luz decodificaremos e interpretaremos las señales de nuestro cuerpo, de nuestra psique y de la realidad. Son tres discursos, el social, familiar y científico que al abrir un abanico de ideales delimitarán lo que es bueno y malo, lo permitido y lo prohibido.
En lo que atañe al análisis que nos ocupa la delgadez como paradigma de belleza es anhelada por los pacientes con trastornos alimentatrios y las dietas restrictivas fueron y siguen aun siendo el método mas aparentemente eficaz para alcanzarla.
Las dietas restrictiva llevan a la clasificación de los alimentos en buenos y malos, permitidos y prohibidos, que avalado por cierto discurso científico perturbó la relación con ellos como fuente de nutrición y protección.
Esta clasificación pasó a sintetizarse en comidas que engordan o que adelgazan, perspectiva reduccionista frente a la riqueza sensorial y simbólica de los alimentos.
El discurso familiar interviene en el aprendizaje de la función alimentaria y en la integración de la imagen corporal y es portavoz del discurso cultural y científico.
Para algunos autores como H. de Bruch (1975) sobre la génesis de los trastornos de la alimentación, la autora se sitúa en la fallas de este aprendizaje:
"Cuando la madre responde a las señales del niño que indican una necesidad nutricional, ofreciéndole el alimento apropiado, éste desarrolla el engrama de hambre y saciedad y aprende a distinguir esta sensación de otras necesidades y tensiones. Por el contrario cuando se olvida, inhibe o fuerza los mensajes del niño, este caerá en la mayor de las confusiones.
Discurso científico y social
También el discurso social y cierto discurso científico puede olvidar, forzar, inhibir los mensajes corporales singulares, e intentar someterlo bajo la dictadura de las modas, las dietas restrictivas con la promesa de alcanzar la delgadez, éxito y aprobación social.
Piera Aulagnier (1975 ) plantea :…”Unas de las consecuencias del discurso científico, en forma cada vez mas radical, es poner en duda, la certeza de la que gozaban nuestros testimonios sensoriales”.
En el momento en que el interior se hizo visible, paso a ser , paradójicamente para el profano algo que el sujeto ya no puede conocer, sino dando crédito al saber de los especialistas.”
En esta línea considero que los mensajes propuestos por el discurso científico que avala y avaló a las dietas restrictivas condensan enunciados que representan esa verdad a la que los pacientes deben o debieron someterse a costa de silenciar los registros corporales, sensoriales y emocionales. Solo se come lo permitido y es un mandato privarse del placer sensorial, estético, social, de los alimentos denominados prohibidos.
Antes de continuar con los efectos de las dietas me gustaría destacar que coincido plenamente con los conceptos planteados por David Le Breton en “El sabor del mundo”. Una antropología de los sentidos.
1. Alimento como constelación sensorial:
En la evaluación del alimento la boca conjuga diversas modalidades sensoriales: gustativa, táctil, olfativa, propioceptiva, térmica.
La prueba de verdad es la confrontación del aspecto exterior con su interioridad que desaparece en la boca y engendra el sabor. El sabor es el corazón deL dispositivo culinario.
2. Del gusto en la boca al gusto de vivir: una gustación del mundo:
El sentido de los sabores: exige la introducción en uno mismo de una parte del mundo, sonidos, aromas, imágenes.
El placer de la buena mesa corresponde a todas las edades, a todas las condiciones, todos los países.
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El gusto: es producto de la historia, de la trama simbólica de su cultura.
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Se halla en el cruce entre lo subjetivo y colectivo.
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Remite a la facultad de evaluar sabores y calidades.
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El gusto es un sentido de la diferenciación.
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La sensación gustativa remite a un significado es al mismo tiempo un conocimiento y un afectividad en acción.
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El gusto es una apropiación propicia o desafortunada del mundo.
3- Sabores:
Los receptores del gusto están en la lengua se distinguen 4 sabores básicos: lo salado, lo dulce, lo acido, lo amargo, los japoneses agregan el umami.
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El individuo reconoce o no los sabores, sabe o no nombrarlos, le gustan o no. Su percepción surge de un aprendizaje y remite a la interpretación de un individuo marcado por su pertenencia social y su historia particular.
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Las preferencia del gusto son influenciadas por convenciones y susceptibles de modificaciones radicales.
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El gusto de vivir comanda el gusto alimentario.
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El hambre y la saciedad nunca son fisiología pura.
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La sensación de hambre es una pantalla donde se mide el apetito de vivir.
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Se puede comer hasta morir, ayunar hasta morir.
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El apetito es una afectividad en acción.
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La calidad de la presencia de la madre imprime su marca en el desciframiento de la sensación de hambre saciedad.
Privado de referencia justa y afectuosa que le confirmen sus necesidades y en su identidad deja de distinguir entre hambre y la saciedad. Ni la repleción, ni la comida son apreciadas en forma. De ahí la paradoja: el anoréxico, neutraliza su sensación de hambre pese a su delgadez y al riesgo de morir por inanición.
En algunos obesos miedo a morir de hambre.
El bulímico comerse todo por la exigencia imperiosa de llenarse.
La función alimentaria es una pantalla donde se proyectan las “tensiones psicológicas “
Paradigma del control alimentario y sus efectos
¿Qué es un paradigma?
Son principios de organización de pensamientos, principios ocultos que gobiernan la visión de las cosas y del mundo sin que tengamos conciencia de ello.
“El hacer dieta restrictiva fue y aun lo sigue siendo el paradigma cultural mediante el que se intenta controlar peso.”
Que pasa entonces desde este paradigma con la riqueza sensorial y simbólica desplegado en los conceptos de Le Breton, cuando se indican dietas restrictivas y porque hacer dietas restrictivas puede generar y o profundizar los trastornos de la imagen corporal?
En muchas mujeres el placer alimentario se transforma en algo temido evitado, conjurado al punto de trastrocarse en diversos trastornos alimentarios que pueden ir desde los dietantes crónicos a formar parte de los trastornos alimentarios y obesidad.
Las causas de estas transformaciones complejas se debe al atravesamiento de factores tanto culturales , y científicos, como familiares y emocionales.
¿Que relación podemos establecer entre dietas y adicción?
La Dra. Mónica Katz plantea en su libro la No Dieta (2009):
“Las dietas muy restrictivas pueden disparar trastornos alimentarios a través de diferentes procesos. En principio la sola deprivación calórica genera mayor búsqueda de comida. Además existe evidencia de que un patrón intermitente de ingesta excesiva de alimentos sabrosos ( carbograsas) genera avidez por esos alimentos. Se trata de ingerir durante cortos periodos, importantes volúmenes de alimento seguido por periodos de restricción del mismo.
Por otro lado comer una comida en estado de privación calórica-hambre genera mayor preferencia por esa comida. Por último, la privación hedónica prologada dispara mayor deseo de comer. Es que en ultima instancia los humanos somos maquinas termodinámicas y en especial sujetos deseantes”
Debemos revisar la generalización en todos los casos, de la adicción a los hidratos de carbono.
Muchos dietantes crónicos, trastornos alimentarios no específicos Ednos, y síntomas compulsivos de obesos, son síntomas de años de restricciones y contradicciones de los mensajes respecto de la alimentación y no solo de una modalidad adictiva.
La influencia de la industria gastronómica, el dispositivo culinario, sus productos ricos en grasas y las dietas restrictivas se presentan como dos propuestas con mensajes antagónicos.
Frente a una comida rica, sabrosa, promocionada y valorada por la industria gastronómica que apunta a despertar el placer hedónico por excelencia -a veces mas que lo nutritivo-
Le Breton refiere: ”El sabor es el corazón del dispositivo culinario”, se enfrentan las dietas restrictivas que al mismo tiempo lo convierten a eso rico en algo prohibido, en algo peligroso. Los dulces, los hidratos, las grasa, son los enemigos que sostienen algunas propuestas nutricionales.
Pareciera que los hidratos “grasas atacan”, se transforman en perseguidores que atentan contra la anhelada delgadez. Es la creación de la vivencia de esta ansiedad persecutoria por los alimentos, que vemos en los trastornos alimentarios.
Como refiere la Dra Katz, la restricción incrementa la necesidad de comer alimentos sabrosos, esa adecuada señal corporal es interpretada por los paciente erróneamente y acceder a comer o solo probar desata el descontrol alimentario, no es en si mismo el objeto, sino la interpretación errónea que se realiza de la percepción sensorial.
Esto por supuesto no es la condición suficiente para producir trastornos alimentarios, BED, Ednos, pero si, interviene significativamente, no solo por la restricción calórica, sino por los mensajes que implica la condena de la voz de la “policía alimentaria” .
¿Acaso los anoréxicos no representan el sueño de muchos obesos?. Cumplen a raja tabla el mandato.
Los alimentos engordantes son sus enemigos y si acaso comiera algo prohibido aumentará el castigo imponiéndose aun más restricción o la inducción al vomito .
En el caso de la bulimia nerviosa no podrá resistirse, comerá descontroladamente, voraz, como si fuera esa la última vez que se lo permite y una vez en su interior eso connotado como peligroso y enemigo tanto por su mundo interno como por lo aceptado del paradigma de las dietas restrictivas, necesitará expulsarlo, vomitarlo todo, no quedando vestigios de la comida prohibida.
Daniela paciente de 23años comenta historiando su proceso terapéutico en producciones escritas -utilizado como recuso expresivo-.
“La distorsión que siempre tuve de mi propia imagen era una de las cosas que más me afectaba, el hecho de observarme frente a un espejo y no poder ver lo que realmente era, me atormentaba, y mi percepción era que solo podía encontrarme con una gorda desagradable, la cual no quería salir a la calle, ni ver a nadie”.
“La famosa restricción alimenticia, esos alimentos que no debía comer, solo porque eran autoprohibidos; así pasaba horas y horas sin comer, y cuando ya no aguantaba más... me encontraba con los alimentos, pero lo que menos hacía era comer, solo devoraba, sin seleccionar lo que ingresaba a mi cuerpo, todo lo que encontraba.. lo tragaba; el llamado Atracón... Y luego la culpa, por ese delito que había cometido, terminaba en mi querido Vómito. Y ese círculo vicioso se repetía día tras día, sin medir las consecuencias”.
Observamos que entre otros factores además, que las percepciones, registros corporales y emocionales se convierten en persecutorias.
Sentir deseo, ganas de algo sabroso es evitado por miedo a engordar y por la dificultad para saciarse .
La señal saludable de hambre, apetito, de búsqueda de placer alimentario, la sensorialidad alimentaria es vivida persecutoriamente cuanto más psicopatología narcisista esté en juego. El someterse cognitivamente a lo planteado por la restricción alimentaria atenta contra la discriminación de sabores y texturas. Se debe comer solo lo que está permitido, la necesidad fisiológica debe ser silenciada y el hambre voraz que genera estar hambreado se debe a callar o reprimir.
La tensión que genera contener el hambre produce angustia, mal humor. Los pacientes creen que debieran no sentir hambre. No debieran estar irritados y molestos, con deseos por momentos de devorar y comer hasta saciar el hambre en forma dolorosa. En realidad, la forma de comer de una persona hambreada será muy similar a lo que los pacientes interpretan como atracón y descontrol.
Y muchos profesionales interpretan como una respuesta adictiva cuando en realidad puede ser la satisfacción de una necesidad, efectos de la restricción.
Es importante realizar precisiones respecto a diferentes manifestaciones del descontrol en un mismo paciente.
Los pacientes que logran controlar y satisfacer el mandato del ideal de no claudicar ante los enemigos, los hidratos, sienten poder de autocontrol, satisfacción y cuando esto no se puede sostener frustración, angustia, desesperanza , desesperación, algunas podrán sostener la restricción hasta inanición y otras comenzaran con el ciclo atracón purga, otros pasarán períodos de restricción y períodos de híper ingesta, con ganancia de peso, hasta la obesidad.
Respecto a este tema Emilce Bleichmar plantea (2004):
“Muchas bulímicas pueden presentar correlatos psicológicos y físicos de la semihambruna, como estados depresivos, irritabilidad, y tendencias obsesivas”.
De manera que gran parte de los síntomas psíquicos como por ejemplo: la tendencia obsesiva en torno a temas vinculados con la alimentación, los estados distimicos, la irritabilidad, el aislamiento social y el vaciamiento mental, los tenemos que correlacionar muy estrechamente con los efectos de un estado de gran desequilibrio metabólico, que la mente trata de regular.
Es decir que si bien el síntoma es por lo general ego sintónico y las paciente anoréxicas bulímicas, son reacias al tratamiento y desean controlara la ingesta, los efectos del cuerpo en riesgo despiertan los sistemas de alarma psíquicos, como lo pone en evidencia la experiencia de los varones que no tenían otra motivación para la privación de los alimentos que participar en un experimento (se refiere los estudios de Keys y col .1950 ) “.
Evelyn Tribole y Elyse Resh (1997) plantean respecto a este tema:
“Los daños psicológicos y emocionales de seguir dietas esta vinculado con:
1. Estrés y trastornos alimentarios
2. Sentimientos de fracaso, bajo nivel de autoestima, ansiedad social.
3. La simple percepción de comer un alimento prohibido al margen de su contenido real en calorías, desencadena el impulso a comer en exceso.
4. Disminución del índice metabólico.
5. Erosiona la seguridad e induce a confiar en fuentes externas para guiar su forma de comer. Cuanto más se dependa de las fuerzas externas mas se alejará de sus propias señales e indicaciones internas”.
Lo expuesto representa parte de los fundamentos por lo que propuse denominar a una de las formas del abordaje terapéutico como Experiencia Alimentaria, esto permite que los pacientes tomen en cuenta su vivencia sensorial, reflexionen sobre ella transformándola en una experiencia propia. En general los sujetos con trastornos alimentarios han padecido diversas formas de alineación del deseo, y expropiación de su organización deseante, además de someterse a dietas extremadamente restrictivas que exigen silenciar el hambre.
Por ello, propongo como tarea psicoterapéutica desarrollar en los pacientes la capacidad de apropiarse nuevamente de la compleja riqueza vital y sensorial de los alimentos y de esta forma lograr reconstruir la capacidad de registrar la propia saciedad, unida a la vivencia de estar satisfecho , sentir el tope personal como limite estructurante.
Finalmente observamos como el paradigma del control alimentario restrictivo incrementa, acentúa o produce diversos trastornos de imagen corporal. Si además los pacientes padecen alexitimia se acentuara la dificultad en discriminar una sensación o señal corporal de sentimientos .
Los pacientes comen por diferentes estímulos sin registrar la percepción de hambre y saciedad. Observamos que los pacientes comen por una serie de emociones y sentimientos que determinan la búsqueda o rechazo de alimentos que por su valor simbólico serán: para calmar angustias, para llenar vacíos, para festejar logros, para anestesiar dolores, para estar acompañados en la soledad, para aliviar un duelo, etc.
Es interesante el planteo que realiza Chistine Balasc En Desir de Rien (1990) respecto a la Anorexia:
“Aparir de la sensación de hambre la anoréxica genera una droga anutritiva, este desorden sensorial nace de una practica casi mágica del adelgazamiento.( )..y una dependencia al estado eufórico obtenido por el hambre”.
Pareciera haber en la anorexia un pasaje inconciente
- “Yo tengo Hambre por lo tanto existo” llamado al objeto.
- “Y no tengo Hambre por lo tanto estoy entera” rechazo del objeto.
Balasc destaca la importancia del trabajo sobre la gramática alimentaria presente en los trastornos alimentarios.
Experiencia Alimentaria
Que proponemos como abordaje terapéutico
Siendo tan importante en nuestra cultura este paradigma, ¿cómo interpretaremos y trabajaremos con los pacientes estos anhelos de control alimentario?
Si un terapeuta acuerda con este paradigma:
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¿Cómo interpretará el padecimiento de los pacientes respecto a su sintomatología?
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Un terapeuta dietante crónico ¿cómo abordará la problemática alimentaria?
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¿Cómo abordará el vinculo alimentario en la clínica de la obesidad?
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¿Penalizará la transgresión, interpretara su deseo de autodestrucción, o su adicción?
La psicología alimentaria y la gramática alimentaria, debe ser un área desarrollada y explorada por aquellos que deseen dedicarse al abordaje de la obesidad y los trastornos alimentarios.
¿Cómo abordar desde una perspectiva psicológica el vinculo alimentario?
Como estrategia terapéutica, cree un abordaje al que denominé Experiencia Alimentaria, cuyo objetivo a partir de esta nominación es invitar a los pacientes a reconocer su vivencia y su historia alimentaria integrando los discursos que hemos desarrollado: familiar, científico y social. Indagando como ha sido la articulación singular de los registros de estos discursos en cada paciente.
Es una invitación a apropiarse de sus registros, de la diferenciación de sabores y texturas, de trabajar sobre la metabolización de procesos psíquicos y emocionales.
Este trabajo de la experiencia alimentaria tiene efectos sobre la regulación, autorregulación alimentaria, y las resonancias del proceso de selección, y elección de los alimentos, genera efectos más amplios en el psiquismo y su afectividad.
Esta es una de la propuestas a la compleja tarea de asistir a personas que sufren de un desorden alimentario y obesidades.
Estrategia terapéutica
El recorrido terapéutico será:
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Tratamiento Nutricional
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Tratamiento psiquiátrico
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Experiencia Alimentaria
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Psicoterapia Individual / Grupal
-Talleres de sensorialidad
-Talleres de Psicología del vestir
-Danza Movimiento Terapia
Cada propuesta esta diseñada para trabajar los trastornos de imagen corporal, de la conducta alimentaria, y los aspectos psicológicos, familiares, y nutricionales en el marco de un equipo interdisciplinario.
Considero importante ofrecer propuestas de rápido efecto, otras de mediano y largo plazo en el tratamiento de las obesidades, bulimias y anorexias.
El objetivo central es producir modificaciones evitando las recidivas.
La búsqueda de la autorregulación alimentaria es opuesta al concepto de control alimentaria, confiamos en la capacidad de la autoorganización y creatividad de los pacientes.
Las variadas dietas propuestas hacían hincapié en el objeto comida y en su valor nutricional, pero poco se trabajaba sobre la percepción y interpretación del registro hambre/saciedad.
Así fue como cree secuencia graficas sobre dicha percepción como una forma de indagar este vínculo corporal y las imágenes corporales concientes e inconscientes en juego, así como otra secuencia grafica de atracón purga.
Este abordaje ayuda al paciente a descifrar, reconocer este registro confundido con diversos estados emocionales.
Finalmente para cerrar quiero compartir con Uds., la alegría de poder acompañar a los pacientes en su proceso de transformación, ellos nos motivan a seguir investigando nuevas propuestas e ir cambiando viejos paradigmas.
Una vez mas Daniela nos acompaña con sus comentarios
“Y sin creer que en algún momento de mi vida este sueño iba a cumplirse; poco a poco las cosas fueron cambiando..
Hoy siento que mi vida ya no está enfocada en la comida o en el cuerpo, sino en poder hablar y seguir solucionando todos esos temas que me quedan en el tintero.
Hoy puedo ir a la nutricionista con placer, y reírme junto con ellas, festejando mis avances y recibiendo felicitaciones por los mismos.
Hoy puedo mirarme al espejo y no sentir vergüenza; y a la vez decirme a mi misma que estoy linda.
Hoy puedo soñar con un mañana, con terminar mi carrera y avocarme a un proyecto que se vincule con ayudar a la gente que lo necesita, cualquiera sea su problema.
Hoy puedo escuchar a mis compañeras de grupo e intentar darles otro punto de vista, ayudarles a transitar este camino, porque yo viví ese infierno en el que ellas se encuentran.. y hoy puedo transmitirles con hechos y con amor.. que se puede..
Hoy puedo creer en mi misma, en mi futuro y en toda la vida que tengo por delante
Bibliografía
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